Como cada día y a la misma hora sin
querer observo su frágil cuerpo, ausente y con la mirada inerte desliza el
tiempo sus lamentos. El azul violáceo del jacaranda resalta frente al
desolador paisaje que reina en el triste edificio. El tibio sol del amanecer aporta
a su cálida piel, un toque perfecto de sonrosado equilibrio.
Incluso la fragante mañana...
por no despertarla,
ha entonado un ligero
silbido.
Hola Pilar
ResponderEliminarQué bello es el jacarandá y qué color maravilloso tiene. Hermoso texto poético como todo lo que escribes amiga.
Un beso grande.
Pd Te dejo por si gustas la dirección de mi blog donde estoy publicando por capítulos mi novela familiar
lujanfraixretratos.blogspot.com
Hola Lujan...qué alegría saber nuevamente de ti.
ResponderEliminarMuchas gracias por dejarme el enlace, me pasaré a visitarte.
Abrazos, Pilar
Que hermoso Jacarandá, que acompaña tu bello texto.
ResponderEliminarAbrazo
Magnífico paisaje que nos lleva a soñar. La belleza se mira con los ojos del alma y tú la has captado en toda su magnitud. Gracias por tu presencia en mi blog. Un fuerte abrazo.
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