Tierra húmeda, terrón de azúcar.
Perfume de lirio invocando altares.
Diminuta luciérnaga volátil.
Dorado y esbelto lucía el trigo.
Ondulada permanecía la siembra.
¿Era luna creciente o menguante?
Aquella noche estrellada
sensorial y primitiva.
© Pilar Contreras Moreno
Que lindo poema. Hola Pilar, cuanto tiempo alejada de los blogs amigos/as, me he perdido muchas cosas, sobretodo la escritura de grandes poetas, escritores...espero ir recuperando. Gracias por compartir tus letras. Besos.
ResponderEliminarLola
Qué alegría Lola, hace tiempo que no entraba al blogs y me alegra enormemente encontrar a buenas y viejas amigas.
EliminarGracias, un beso.
Nos dejas un bello terrón de azúcar, para endulza instantes ebrios de soledad. Debemos guardar, en la memoria, esa magnífica noche estrellada, para no perdernos en la oscuridad que nos cubre. Un abrazo enorme, Pilar, con luna rosa de julio.
ResponderEliminarUn lujo contar con tus comentarios querida Ceciely
EliminarUn abrazo.
Bellísimas tus letras Pilar, siempre es un placer visitarte.
ResponderEliminarAbrazos.
Muchas gracias Conchi, siempre agradecida por tu gentil visita.
EliminarBerlo!
ResponderEliminarMe encantou teu poema!
Un buen fin de semana para ti...
Saludos!
Gusto inmenso verte por mis espacios, Pilar, se te extraña por estos lares.
ResponderEliminarEl colibrí es, en sí mismo, una oración del amanecer.
Gracias por tú sentir dejado en mi blog.
Deseando estés bien, en todo sentido, dejo mi abrazo y cariño de siempre.
Un gran abrazo