El pasado mes de Mayo, y gracias a la Concejalía de
Cultura en Monóvar tuvimos el placer de participar en la II Nit en Blanc, una excelente
iniciativa cultural que reunió a cierto número de poetas de nuestro habitual
colectivo Gramática Parda. La noche era cálida y se apreciaba un alegre
bullicio nocturno. Nuestro rincón, especialmente preparado para recitar,
nos daba la bienvenida con una frase emblemática.
“Mereces lo que
sueñas”
Dicha frase me hizo recordar, reveladores matices
alojados felizmente en la memoria.
El escenario era muy similar, una callecita
estrecha, algún viejo muro derribado, farolas repletas de temibles mosquitos y
una tímida luna que inspiraba fugaces recuerdos.
…Era llegar el mes
de agosto y se unían junto al resto del vecindario en sus amplias hamacas de
algodón a rayas. Algodón algo desgastado, probablemente por la intensidad del sol
o del blanco salitre acumulado sobre sus playas.
La tranquilad del
pueblo y sus calles exentas de ruidos y de tráfico les aportaba sosiego, paz y
descanso. Al menos aquella expresión la recuerdo con cierta precisión exacta. Ellos,
sin embargo, aportaban a los más pequeños todo un deleite de asombrosos sueños
imaginarios.
Las hamacas “alicantinas”
cariñosamente así apodadas, permanecían en el centro de la calle, rodeadas de
nuestras sillas manchegas de anea. Con oídos atentos y sin perder detalle escuchábamos
historias de asfalto tan sumamente atrayente para nosotros, humildes niños de
barrio.
Alrededor de aquellas
hamacas y sus respectivos dueños, crecimos escuchando el rumor del mar y la
historia narrada de un barco
transportando en baúles de madera a sus Santos Patronos.
¿Qué color tendría
por la noche el mar?
Repetíamos con
asombro en las apacibles noches de verano.
Ellos sonreían
plácidamente a carcajadas…ante la fresca inocencia de nuestras palabras, donde
lo más habitual y cercano era escuchar el canto incansable de las cigarras.
Junto al intervalo
de sus notas veraniegas aprendimos a conocer la magia de las hogueras, a pedir
deseos junto a una playa inexistente y tan sumamente inaccesible en los remotos
tiempos de nuestra infancia.
De tanto soñar con él, se cumplieron aquellos
sueños inalcanzables y una mañana inesperada lloré al divisar el mar… la vida me sorprendió vestida de inocencia junto a sus
olas. A día de hoy me sigue emocionado el azul del mar, la luz del atardecer y
el entrañable sonido de unas campanas.
Desde siempre estuvo el mar allí
encallado y hermético sobre las rocas,
en profundas simas subterráneas
de invisible lava misteriosa.
©Pilar Contreras Moreno
¿ Por qué será que el mar inspira tanto a los poetas...? ¿ Quién no ha compuesto alguna poesía sobre el mar? Belleza es lo que nos regala, y en ocasiones tambien tempestad, dos componentes donde la inspiración baila y baila sin parar...
ResponderEliminarUn abrazo, Pilar
Fina
¡¡¡Hermoso!!!
ResponderEliminarBesos
Gracias,amiga Julia.
ResponderEliminarBesos