Con
un beso en la mejilla me despierta a diario mi abuela Marta.
Mi
madre trabaja en un supermercado y sale de casa
demasiado
temprano.
El
domingo tomaré la primera comunión, con gran disgusto
de
mi abuelo Elías, que es republicano desde que nació.
Yo
le pregunté un día…“abuelito, ¿tú por qué no crees en Dios?”
él
mirándome algo serio me dijo:
“¡niña!...a
mí nadie me ha presentado a ese señor.”
La
abuela Marta, que es muy dulce y sencilla, me dice que no haga caso al abuelo que
está lleno de manías.
Yo
que soy algo pesada, le vuelvo a preguntar:
“abuelito
¿y a misa… por qué nunca me acompañas?”
“¡niña!
eso se hereda y se mama de la familia.”
Mi
padre y el abuelo charlan en la cocina, mi padre dice que hay que dejar a las mujeres
tranquilas, el abuelo enfadado contesta: “por la misa no paso; ¡eso que lo
tengan claro!”
Toda
mi familia sonríe feliz al verme, tan solo ha faltado el abuelo Elías que
solitario me espera sentado en la fuente.
Yo
salgo corriendo a darle un beso y él alza los brazos al verme,
creo
que una lagrimilla le he visto caer, yo con mi guante blanco
se
la quiero recoger.
Él
como acostumbra siempre, me dice… “¡niña!”
“es
una gota de agua… que me ha salpicado la fuente.”
©Pilar Contreras Moreno
QUE BELLO Y TIERNO RELATO.
ResponderEliminarLA PRIMERA COMUNION ES TAN IMPORTANTE PARA LOS NIÑOS.
TAMBIÉN ES CIERTO QUE HAY QUE SENTIR MUY EN EL ALMA EL HECHO DE ENTRAR A UNA IGLESIA. LO MÁS IMPORTANTE ES EL CARIÑO.
UN BESITO
Hola amiga, muy bonito texto, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn beso y gracias por la visita XD
El abuelo Elías, engloba tantos abuelos.
ResponderEliminarUn saludo.
Que bonito relato Pilaar, rezuma ternura.
ResponderEliminarUn abrazo.