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Apenas se percibe un
soplo de brisa,
el color azul celeste
pierde parte de su
contraste,
del amplio día…
tan solo un hilo de
luz tenue
parpadea en el
horizonte.
Pausado y lento el atardecer
se detiene
a contemplar los
girasoles amarillos,
como acuarelas vivas
de colores.
El extenso paisaje de surcos labrados,
resalta sobre el
terreno levantino
como veleros firmes.
Hileras de hormigas negras
se adentran en sus agujeros,
insectos infatigables
en continuo movimiento.
Los ciclos cambiantes
vuelven a renovarse de nuevo,
las manillas del reloj se modifican
y se oscurecen los cielos.
Sombras difusas susurran en el bosque,
donde el nuevo
solsticio otoñal
fluye con delicadas y
combinadas tonalidades.
Muy pronto los
árboles
serán pinturas
abstractas,
siluetas desnudas
esbeltas y frías
sobre desiertos y
solitarios paisajes.
Un nocturno perfume
lunar
comienza a
deslizarse…
Un lienzo hermoso, sobre el cambio que empazamos a ver en la naturaleza,un placer visitarte,un abrazo.J.R.
ResponderEliminarGracias José Ramón ...por tú grata presencia,no consigo dejarte los comentarios, insistiré de nuevo. Saludos Pilar.
ResponderEliminarUn bello poema con mucha musicalidad, me ha encantado cómo describes ese otoño que se aproxima y que para mí es una estación de gran inspiración.
ResponderEliminarGracias
Con ternura
Sor.Cecilia
Preciosos versos recibiendo un nuevo otoño en nuestras vidas.
ResponderEliminarMe encanta el otoño, siempre cargadito de nuevas experiencias.
Gracias por compartir.
Abrazos linda amiga.
Un bello poema. Me encanta el otoño y como lo decribes.
ResponderEliminarFeliz domingo