Un abanico de hojas secas y marrones
recorre los parques silenciosos y vacíos,
sigilosas las estaciones siguen su curso,
nuevamente la tristeza se despliega en otoño.
Las farolas con su luz tenue,
despiertan los colegios medio dormidos,
el bullicioso verano se ha enfundado,
en un melancólico y transparente impermeable.
Sombras de acuarela y de ceniza,
mirada evaporada y rota de enamorados,
sobre el empañado cristal se observa,
un difuminado amanecer grisáceo.
Decaídos los botones se resisten abrocharse,
el calor extraviado...,
se ha refugiado en alguna parte.
Pilar
Felicidades por el blog!!ya verás que cuando le cojas el gusto a esto engancha mucho jejeje
ResponderEliminarun besazoooooo