martes, 16 de enero de 2018

Derrotados




De pronto los pájaros interrumpieron su impecable vuelo, buscando refugio bajo las tejas rotas del viejo cobertizo. La visible tormenta se convirtió en viento huracanado, eclipsando la apaciguada luz de la tarde, sobre el cielo ennegrecido las culebrinas de los rayos dibujaban incansables figuras geométricas. Se santiguaban las madres con suplicas constantes, las abuelas vestidas de negro se aferraban con las cuendas del rosario entre sus dedos, en el rostro de los más pequeños  apareció una triste mueca contraída, los hombres, pálidos y consternados a duras penas podían emitir palabra alguna, con manos sudorosas y doloridas, ocultaban la rabia contenida de sus logros. La peor de las desgracias se hizo latente en las miradas, de nada sirvieron las velas, ni las suplicas, ni los rezos, un triste arcoíris emitía tonalidades en blanco y negro. Por toda la lluvia caída sangraban regueros de llanto, la inesperada tormenta aniquiló la cosecha, arrasando hectáreas de campos y frutales.
Al acecho los mortales transitaban derrotados, mientras la impotente adversidad agonizaba en las cepas moribundas.




©Pilar Contreras Moreno








4 comentarios:

  1. Tremendo y muy triste tu relato Pilar, no hay cosa peor para un agricultor que perder las cosechas que es lo que les da para vivir.

    Un abrazo de Espíritu sin Nombre.

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    1. Hola querida Conchi, se trataba de hacer un pequeño relato sobre fenómenos atmosféricos.
      Otro abrazo para ti. Besos

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  2. Y contra las fuerzas de la Naturaleza no se puede hacer nada, en un rato pueden acabar con la ilusión y la esperanza de un año de trabajo.
    Besos

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  3. Ya lo creo Julia y mucho más todavía, la madre naturaleza tiene un poder indiscutible. Abrazos poéticos.

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