domingo, 3 de septiembre de 2017

Mereces lo que sueñas



El pasado mes de Mayo, y gracias a la Concejalía de Cultura en Monóvar tuvimos el placer de participar en la II Nit en Blanc, una excelente iniciativa cultural que reunió a cierto número de poetas de nuestro habitual colectivo Gramática Parda. La noche era cálida y se apreciaba un alegre bullicio nocturno. Nuestro rincón, especialmente preparado para recitar, nos daba la bienvenida con una frase emblemática.

“Mereces lo que sueñas”

Dicha frase me hizo recordar, reveladores matices alojados felizmente en la memoria.
El escenario era muy similar, una callecita estrecha, algún viejo muro derribado, farolas repletas de temibles mosquitos y una tímida luna que inspiraba fugaces recuerdos.
…Era llegar el mes de agosto y se unían junto al resto del vecindario en sus amplias hamacas de algodón a rayas. Algodón algo desgastado, probablemente por la intensidad del sol o del blanco salitre acumulado sobre sus playas.
La tranquilad del pueblo y sus calles exentas de ruidos y de tráfico les aportaba sosiego, paz y descanso. Al menos aquella expresión la recuerdo con cierta precisión exacta. Ellos, sin embargo, aportaban a los más pequeños todo un deleite de asombrosos sueños imaginarios.
Las hamacas “alicantinas” cariñosamente así apodadas, permanecían en el centro de la calle, rodeadas de nuestras sillas manchegas de anea. Con oídos atentos y sin perder detalle escuchábamos historias de asfalto tan sumamente atrayente para nosotros, humildes niños de barrio.
Alrededor de aquellas hamacas y sus respectivos dueños, crecimos escuchando el rumor del mar y la historia narrada de un barco   transportando en baúles de madera a sus Santos Patronos.
¿Qué color tendría por la noche el mar?
Repetíamos con asombro en las apacibles noches de verano.
Ellos sonreían plácidamente a carcajadas…ante la fresca inocencia de nuestras palabras, donde lo más habitual y cercano era escuchar el canto incansable de las cigarras.
Junto al intervalo de sus notas veraniegas aprendimos a conocer la magia de las hogueras, a pedir deseos junto a una playa inexistente y tan sumamente inaccesible en los remotos tiempos de nuestra infancia.
De tanto soñar con él, se cumplieron aquellos sueños inalcanzables y una mañana inesperada lloré al divisar el mar… la vida  me sorprendió vestida de inocencia junto a sus olas. A día de hoy me sigue emocionado el azul del mar, la luz del atardecer y el entrañable sonido de unas campanas.


Desde siempre estuvo el mar allí
encallado y hermético sobre las rocas,
en profundas simas subterráneas
de invisible lava misteriosa.


©Pilar Contreras Moreno





3 comentarios:

  1. ¿ Por qué será que el mar inspira tanto a los poetas...? ¿ Quién no ha compuesto alguna poesía sobre el mar? Belleza es lo que nos regala, y en ocasiones tambien tempestad, dos componentes donde la inspiración baila y baila sin parar...

    Un abrazo, Pilar

    Fina

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